NUEVA YORK.- Un día como hoy pero hace cinco años murió PRINCE por una sobredosis de drogas opioides mientras estaba solo en el ascensor de su villa-estudio en Minneapolis. Un final muy triste para uno de los talentos más sobresalientes de la historia de la música.

Incluso Miles Davis, uno que estaba lejos de ser generoso en sus evaluaciones, y que había colaborado con él en Sign O’ The Times, lo llamó un pequeño genio, «una mezcla de Marvin Gaye, Jimi Hendrix, Sly Stone, Little Richard, Charlie Chaplin… puede ser el nuevo Duque Ellington. Prince es capaz de conquistar a cualquiera porque es capaz de nutrir las ilusiones de todos».
A esta lista de modelos hay que añadir a James Brown, indiscutible «Padrino» del funk al dedicó sesiones enteras de sus espectáculos en vivo. PRINCE se llamaba Roger Nelson, nació el 7 de junio de 1958 en Minneapolis, donde, como en muchas ciudades de Estados Unidos, había una escena musical underground que se alimentaba de él cuando era niño.
A la edad de 19 años ya estaba bajo contrato con Warner, a los 26 grabó Purple Rain, un álbum de 13 millones de copias en un año, ganó el Oscar por la banda sonora de la película que tiene el mismo título que el álbum, y que tuvo un triunfo inesperado en taquilla.

PRINCE fue una estrella problemática, en guerra con la industria, plagada de decepciones, retiros de las escenas, cambios de nombre, giros estilísticos repentinos, fracasos y sorprendentes resurrecciones artísticas. Un hombre tan explosivo en el escenario como reservado en la vida, que estuvo acompañado toda su vida por una verdadera bulimia creativa que ha generado una discografía sin fin, e inevitablemente desigual en calidad, una verdadera leyenda.

En su mansión de Minneapolis había construido Paisley Park Studios, tres salas de grabación que eran consideradas una de las maravillas del mundo de la música grabada. Cuenta la leyenda que en los archivos de esa extraña construcción de bloques, inmersos en el panorama contado por los hermanos Coen en Fargo, había miles de canciones inéditas, para los fans una especie de santo grial musical. De esos archivos, los herederos han sacado recientemente Welcome 2 America, un álbum grabado en 2010 en el que Prince pinta un retrato de Estados Unidos que parece anticipar las divisiones dramáticas de la era Trump.
En la edición deluxe también hay un video de uno de los 21 conciertos celebrados ese año en Inglewood, California, al final de una gira mundial de dos años. Para los fans y seguidores de PRINCE, también está la edición de vinilo, con una cuarta fachada de coleccionistas.

En los artículos publicados para anunciar la publicación de Welcome 2 America hay una noticia que parece leyenda del tesoro escondido en la villa de Minneapolis: según estos rumores el 70% de la música grabada por Prince seguiría siendo inédita. Si consideramos que, desde su debut en 1978 hasta los últimos lanzamientos de 2015, ha lanzado una media de más de un álbum al año, y también tenemos en cuenta las giras, no se puede dejar de pensar en un hombre habitado por la música, a merced de una espléndida obsesión.
CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW/ Rondero’s Medios
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