CANNES. – El Festival de Cannes dicta las reglas para participar en el evento que desde esta noche y por dos semanas catalizará la atención mediática del mundo del cine.
Sus reglas se actualizan con los años, a pesar de mantener las tradiciones, hasta convertirse en un símbolo del evento y de la famosa alfombra roja que, como dice el director Thierry Fremaux, «es parte de la historia del Festival de Cannes y uno de sus mayores atractivos».
LAS REGLAS DE CANNES:
TACONES ALTOS. – La prohibición de transitar la alfombra roja con calzado bajo o deportivo, como las muy de moda con glitter, así como con informales «flip-flop» decoradas con strass, es taxativa. Después de un par de clamorosos casos (semidesmentidos por el festival pero confirmados por testigos) de invitados enviados de vuelta y llevados al Grand Theatre por la puerta «común», es obligatorio remontar la alfombra roja con tacones, aunque el código de vestimenta oficial no haga referencia oficial al detalle.
DRESS CODE. – El concepto de elegancia es relativo y variable. La «alfombra roja» de Easy Rider, hace medio siglo, quebró para siempre la barrera de la vestimenta formal: basta ver una foto de la época, cuando ni Dennis Hopper ni Peter Fonda calzaron un smoking, sino que se presentaron en uniforme de la Guerra Civil estadounidense.
Formalmente estaban bien, «porque los uniformes son aceptables para la noche. Nadie especificó en los reglamentos qué guerra o qué ejército», fue la nota oficial de la época.
Mientras tanto hay expectativa para este año, cuando la tendencia de la moda ve a la cabeza los smokings blancos y las chaquetas fluo.
FOTÓGRAFOS – El Festival de Cannes exige rigurosamente smoking para todos los fotógrafos varones, y para las mujeres elegancia pero sin reglas formales. Un caso único y muy fotogénico.
NO SELFIES – La prohibición, el edicto Fremaux que considera grotescas y ridículas sobre la Montee des Marches las selfies y las fotos entre los VIP -además de demorar el protocolo- se confirma para este año.
NO SPOILERS – Ya hace un año, y todavía más esta vez, prohibición absoluta de revelar o peor aún juzgar las películas en concurso, para evitar que productores, realizadores, invitados de las proyecciones oficiales y otros interesados sepan con anticipación la recepción del film más allá de los aplausos en cada situación puntual.
Las proyecciones para la prensa son simultáneas con las oficiales y sobre las películas se puede hablar en la web, redes, blogs y diarios solo una vez terminadas y no un minuto antes. Este año son solo 300 medios, una súper selección que cuesta malhumores y renuncias en la oficina de prensa del Festival. Las proyecciones son en la sala Bazin para facilitar el trabajo, pero están rigurosamente embargadas, so pena de desmagnetizar en forma instantánea la preciada credencial de acceso.
SOLO PANTALLA GRANDE – La pulseada con Netflix sigue y ya ni es noticia. La regla es que ninguna película sin distribución en sala de cine en Francia puede verse en Cannes, sin excepciones, a costa incluso de perder -como hace un año- Roma de Alfonso Cuarón o The Irishman, con Al Pacino y Robert De Niro, este año.
Ted Sarandos, el gran jefe de Netflix, comentó que «Cannes eligió celebrar la distribución y el negocio más que el arte del cine». Fremaux a su vez respondió que «la historia del cine y la historia de Internet no son lo mismo».
CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW/ Rondero’s Medios
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