VENECIA.- El cineasta mexicano ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU realiza una «reinterpretación emocional» de la memoria en BARDO, falsa crónica de unas cuantas verdades, presentada con éxito a concurso en el Festival de cine de Venecia.

La cinta navega a lo largo de sus tres horas de duración entre la realidad y lo onírico, recordando por momentos a Otto e mezzo, de Federico Fellini.
«Decía Buñuel que el cine es un sueño dirigido, y esta película para mi fue eso. El cine y los sueños no tienen tiempo», comentó en la rueda de prensa, donde fue acogido con un largo aplauso.
«Es mucho más interesante los recursos que te ofrece el cine para poder explorar, como hicieron Buñuel, Jodorowski, Fellini, Roy Anderson… maestros que nos han enseñado tanto», dijo Iñárritu.
El punto de partida de la película fue el hecho de que México se convirtió para el cineasta en «un estado mental» cuando salió de su país junto con su familia para trasladarse a vivir a Los Angeles (Estados Unidos).
Dejaron México precisamente un 1 de septiembre, de 2001: «Pensábamos irnos por un año y pasaron 21», apuntó.
«Cada país es un estado mental. Son las historias que nos han contado y que nos contamos de nosotros mismos. Esos estados se transforman e interpretan. Es una interpretación de esa ausencia. Esta película es esa reinterpretación emocional de esa memoria», afirmó.
«La digestión de todas estas experiencias y memorias es una interpretación de una realidad que sucede entre un evento y la imaginación del evento, y ese lugar es el bardo», añadió.
Al revisitarlo «puede haber mucho dolor, pero también el rescate de muchas alegrías. Es un viaje emocional», prosiguió. Iñárritu dijo, precisamente porque con el tiempo la memoria se reinterpreta, que este «viaje emocional «no tiene nada de autobiográfico».
Por eso la calificó como «una biografía emocional que no pretende ser verdadera sino honesta, porque la memoria no tiene verdad sino certidumbre emocional».
A diferencia de otras películas, confesó, esta «no la hice con la cabeza, la hice con todo mi corazón».
La hizo «con mucha incertidumbre, coraje y valor de poder explorar esas cosas y lo más difícil es compartirlas».
El protagonista de BARDO es Silverio Gama, un conocido periodista y documentalista mexicano que vive en Los Angeles y que regresa a su país tras haber recibido un prestigioso premio, lo que le llevará a una crisis existencial.
En la cinta aparece la violencia de México, así como los asesinatos de mujeres y la pobreza. Al periodista le da vida Daniel Giménez Cacho, que en rueda de prensa afirmó: «Yo solo estudiaba bien mis líneas. No construí un personaje. Nos conectamos de una manera hasta mágica».

Iñárritu, que llevaba siete años sin realizar un largometraje, ha vuelto con esta película a rodar en México, lo que no hacía desde Amores perros (2000).
Dijo que no sabe cuándo volverá a hacer otra película pero lo que sí tiene claro es que «cada vez me interesa menos la realidad en el cine, porque los sueños son más interesantes».
CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW/ Rondero’s Medios
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