LONDRES.- Con tan solo 36 años en una trágica noche de agosto en París, huyendo de los paparazzi, viva en la memoria colectiva como un icono eternamente joven, DIANA SPENCER volvió a mirar Londres desde arriba: desde lo alto de una estatua diseñada para celebrar su espíritu altruista, inaugurada en un día que si las cosas hubieran ido de otra manera tendría que ser el de su 60 cumpleaños. Un recuerdo que también hace sonreír juntos a sus dos hijos, William y Harry: reunidos por un momento de emoción común tras meses de división y tensión.

DIANA FRANCES SPENCER nació el primero de julio de 1961, en el seno de una familia de sangre azul. Sus padres fueron Edward John Spencer, el noveno conde de la dinastía Spencer, y su madre fue Frances Burke Roche, quien murió en el 2004.
El día que llegó al mundo Diana, no fue lo que imaginaban sus padres, que ya tenían dos niñas y habían perdido a un niño a menos de diez horas de nacido. Esperaban a un heredero y llegó ella aquella jornada de verano tras un parto en el primer piso de Park House, una mansión situada al este de la ciudad de Londres, la cual es hoy en día un hotel para personas con discapacida
Luego de separarse del príncipe Carlos, la madre de William y Harry tuvo una relación con el cardiólogo Hasnat Khan durante dos años. Luego su corazón fue para el millonario de origen egipcio Dodi Al-Fayed, con el que vivió un romance durante su último verano, el de 1997.
El padre de Dodi, Mohamed Al-Fayed, invitó a la princesa y a su hijo a pasar tiempo en su yate al sur de Francia. El hombre de 42 años acababa de terminar su compromiso con la modelo Kelly Fisher.

La pareja convivió durante varias semanas, hasta que la tragedia acabó con todo la noche del 31 de agosto de 1997. Lady Di tenía previsto regresar pronto a Londres para ver a sus hijos cuando una noche romántica en París terminó con un accidente mortal en el puente del Almá.
Poco después de la medianoche, Diana fue llevada a un hospital en París y durante dos horas intentaron revivirla, pero estaba muy herida y a las tres de la mañana fue declarada muerta. Solo tenía 36 años y el accidente había ocurrido lejos de su familia y de su hogar.
Aparentemente relajados en los chistes de las circunstancias, y evidentemente satisfechos frente al nuevo monumento, el duque de Cambridge y el duque de Sussex fueron los protagonistas de un evento sin dobladillas ceremoniales.

Y descubrieron a cuatro manos esa estatua que ambos habían querido decididamente que naciera en el centro de Sunken Garden, en el corazón del verde parque del Palacio de Kensington, tratando en todos los sentidos de mantener la ocasión ligada a un aniversario importante a pesar de las restricciones de la emergencia Covid y las últimas alarmas recientes relacionadas con las infecciones provocadas por la variante Delta.
CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW/ Rondero’s Medios
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