DE ADOLPH A HITLER (Editorial Taurus), es un apasionante relato, escrito por el prestigioso y galardonado historiador Thomas Weber.
Cómo pudo ser ante los ojos del mundo y de su propia nación, que un tipo solitario, torpe y desempleado, sin cualidades de liderazgo reconocibles y con ideas políticas fluctuantes, se convirtiera en el líder seguro de sí mismo y violentamente antisemita con quien por desgracia el mundo pronto se familiarizaría.

No es la primera vez que Thomas Weber se adentra en la vida de uno de los hombres más crueles de todo el siglo XX: Adolf Hitler. Además de haber colaborado con Ian Kershaw en la elaboración de su biografía sobre el führer y de haber escrito más de un centenar de artículos sobre el tema, en 2012 publicó La primera guerra de Hitler (Taurus), un libro en el que desmontaba el mito del soldado valeroso que se había levantado en torno a la figura del líder nazi. Sin embargo, la escritura de aquel ensayo, así como la lectura de la bibliografía existente sobre el personaje, le hizo comprender que continuaban habiendo muchas lagunas en torno al político alemán, motivo por el cual ahora entrega De Adolf a Hitler.
De hecho, Weber reconoce en el prólogo que, durante muchos años, estuvo obsesionado con una sola pregunta: ¿en qué momento se radicalizó el joven Hitler? Para descubrirlo, rebuscó en los cientos de volúmenes existentes sobre el creador del partido nazi, así como en los documentos desperdigados por medio continente, llegando a la conclusión de que, a lo largo de las últimas décadas, se habían dado tres tipos de respuestas a dicho interrogante: en los 90 se defendió que el fanatismo de Hitler apareció en sus años de juventud, cuando todavía vivía en Austria.
Algún tiempo después, cuando se descubrió que no había sido así, los investigadores lanzaron la hipótesis de que se radicalizó durante la I Guerra Mundial y durante los convulsos años que se vivieron posteriormente en Baviera. Pero esta teoría también quedó desmontada cuando apareció una generación de historiadores que llegó a la conclusión de que Hitler endureció sus opiniones durante su estancia en el Munich posrevolucionario, momento en el que absorbió ciertas ideas que flotaban en el ambiente.
Weber no se sintió satisfecho con ninguna de esas respuestas y, harto de especulaciones poco fundamentadas, se puso a escribir De Adolf a Hitler, una biografía acotada en la que trata de responder a una única pregunta: «¿Cómo es posible que Hitler se transformara, en tan solo un año, en un consumado propagandista del incipiente partido nazi, y que muy poco después llegara a convertirse no solo en el jefe de este partido sino también en un político hábil e intrigante?». Y, para contestar, el autor se ciñe a los años de formación del líder nazi. De hecho, este libro sólo aborda el periodo comprendido entre 1918 y 1926, prestando la misma atención a la biografía de Hitler que a la de Alemania y Múnich, una ciudad que pasó de ser una república comunista a convertirse en el epicentro del nazismo.
A lo largo del medio millar de páginas que compone De Adolf a Hitler, el autor derriba no pocos mitos sobre el genocida –prestando especial atención a las mentiras que contiene Mi lucha– y lanza la teoría de que aquel soldado a quien todo el mundo consideraba un bicho raro se transformó en un político de altura en 1919, cuando sus superiores decidieron nombrarlo representante de la compañía a la que estaba destinado. Aquel salto hizo que Hitler se sintiera por primera vez capaz de liderar un grupo. Y disfrutó tanto dirigiendo los pasos de sus compañeros que, algunos años después, pretendió hacer lo mismo con el destino de Europa.
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