Al caer las luces de sala del teatro, los sonidos graves de las cuerdas de la Sinfonía No 3 del compositor polaco Henryk Górecki preparan al público para la escena. Se alza un telón negro que desvela la figura semidesnuda del bailarín solista Kenta Yamamoto enfundada en una bolsa de plástico del que como vientre materno, tendrá que emanciparse. En adelante veremos una alegoría del ciclo de la vida ejecutado por el BALLET DE LA ÓPERA DE LIUBLIANA de Eslovenia que ha tenido una muy buena acogida sobre el escenario del Esperanza Iris en el marco del Festival del Centro Histórico 2018.
Es cierto que la Sinfonía de las Lamentaciones o “de las canciones tristes”, por la traducción literal de su título en inglés (Symphony of sorrowful songs), puede ser en su primera parte lenta y extendida. Es una pieza musical de tres movimientos que a partir de su desarrollo, cuando escuchamos un bellísimo lamento interpretado en voz de una soprano, logra en general una creación con una fuerza especialmente conmovedora. La ópera originada en 1976 y lanzada un año después no oculta su eclecticismo. Especialmente la música, caló a una audiencia atenta.
La obra es un discurso melancólico sobre la pérdida, los saldos de un conflicto bélico y el lazo maternal. Ha sido escenificada en un cálido claroscuro para un ballet compuesto por catorce bailarines, de los cuales dos son los solistas: Giorgia Vailati y Yamamoto. El espectáculo para esta ópera fue estrenado en 2010 bajo la dirección de Tomás Pandur, con coreografía de Ronald Savkovic y dramaturgia de Livja Pandur, quien durante la función se encontraba en una luneta del recinto de Donceles. Livja es hermana del director fallecido apenas el año pasado, y a quien la compañía europea le rinde homenaje. Trascendió que Pandur preparaba un espectáculo de 100 minutos inspirados en Cien años de soledad, la célebre novela de Gabriel García Márquez.
Sobresaliente es el trabajo escenográfico de Matjaz Arcan compuesto de rectángulos en forma de líneas de madera horizontales y verticales que se desplazan por el escenario todo el tiempo y contribuyen no sólo a la construcción de sus imágenes sino al ritmo de su narrativa, al grado que los horizontales que cubren las líneas de cuatro varas del teatro, por momentos hacen pensar (durante su ascenso, descenso y oscilación) que se ha cometido alguna pifia técnica cuando en realidad todo fluye armónicamente y con eficacia.
En medio del desarrollo de la historia, se escuchó el Muñequita Linda de Nat King Cole, lo que resultó en un guiño para la concurrencia mexicana que se dio cita en el teatro de la ciudad capitalino que, con este espectáculo internacional, refrenda su protagonismo en la urbe azteca en medio de sus festejos por un muy digno aniversario número cien.
Precisamente, y antes de dar inicio a la presentación del Ballet, el consejo cultural del Festival hizo entrega de la Medalla al Mérito Institucional al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris por el centenario de su aniversario, el cual fue recibido por Ángel Ancona, coordinador del Sistema de Teatros de la Ciudad de México, rodeado de la nutrida plantilla técnica que labora en el recinto. También se entregó la Medalla al Mérito Ciudadano a Antonio Valle por la remodelación del Hotel de Cortés. La breve ceremonia fue encabezada por el secretario de cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín; la directora general del INBA, Lidia Camacho, así como miembros del Patronato del Festival, Francesca Saldívar, Marcela Briz y Francisca Reynaud.
Por Daniel Lares Muñoz (@daniel_lares)
Fotos: Tania Victoria / Secretaria de Cultura CDMX
TV&SHOW / Rondero’s Medios
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