Teatro

El Extensionista: El México real 40 años después

Cuando Felipe Santander escribió y estrenó por primera vez su obra El Extensionista, era presidente José López Portillo. Apenas diez años después del México traumatizado por el 2 de octubre de Tlatelolco y ocho del “Halconazo”, el México del partido monolítico y autocrático. La realidad que lleva a escena es la de un contexto rural de cacicazgos que la revolución institucionalizada no sólo no fue capaz de desmantelar, sino que se hizo de estos en forma y fondo para extender su poder hasta la fecha, cuatro décadas después.

Un joven extensionista (especie de enlace de gobierno) es enviado a una población rural con la finalidad de asesorar a los rudimentarios campesinos a mejorar la calidad y el rendimiento de sus cosechas. El impetuoso y bien intencionado extensionista, recién egresado de la universidad, se encontrará con la apatía e ignorancia de los pobladores y, particularmente, con un gobierno acomodaticio plegado a las órdenes de Don Máximo, el cacique del pueblo y el verdadero poder en una tierra ausente de Estado de Derecho.

El extensionista cine.jpgExiste una versión cinematográfica de 1989 dirigida por Juan Fernando Pérez Gavilán y protagonizada por el extinto Eduardo Palomo, que al ver la obra recordé encontrar algún día en una extraviada transmisión de madrugada de algún canal de cable. Su producción era lamentable, hablamos de una época de plena decadencia del cine nacional, pero me llamó la atención su poderoso e inquietante argumento.

Al penúltimo día del Encuentro Nacional de los Amantes del Teatro en el Julio Castillo, ha venido proveniente de la Ciudad de México la compañía de nombre homónimo a la obra, que por lo que se me ha informado, llevan tiempo montándola bajo la dirección de Carlos Águila. Pisaron fuerte con un trabajo creativamente bien montado y correctamente interpretado que de ninguna manera dejó indiferente al público.

La obra es provocadora porque nos confronta con una demoledora realidad nacional y porque, cual sonora bofetada, nos pone en evidencia su brutal vigencia. Pasaron 35 años de promesas neoliberales y la realidad (tan sólo del campo) no sólo no es igual, sin que desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio (1994) nos puso, sin tener las condiciones, a competir con una potencia económica voraz para arrodillarnos ante una dependencia alimentaria ¡hasta en el maíz! y la ineludible migración de millones de mexicanos al vecino país escapando de la marginación, por citar sólo algunos factores.

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Si de entre las maravillas del teatro es que bajo su convención (como actores o como público) nos permite escuchar y ponernos en la posición del otro, El Extensionista es un ejemplo de dar voz a quienes no la tienen dentro de la estructura formal. Felipe Santander se graduó, como su personaje central, de ingeniero agrónomo y sabía de lo que hablaba.

Es importante destacar el trabajo conjunto del elenco integrado por Juan Carlos Tolentino, Jesús Espinosa, RR René, Carlos Águila, Daniel Águila, Horacio Flores, Cocone Toledo, Gabriel Lagos, Jaime Bobadilla, Ana Teresa Ávila, Adriana Chapela, Heriberto Rosas, Christo Muñoz y Luis Mauricio García. Ofrecieron un gran trabajo que pese a la densidad del tema y gracias al tono tragicómico, las dos horas de duración se diluyeron como agua con cuadros escénicos estupendamente logrados como el retrato del anuncio oficial que habría de cambiar el panorama del pueblo que no es más que (otra) simulación política.

La obra es una cita obligada para cualquier ciudadano con conciencia social. Botón de muestra que al terminar la función, no sólo levantó al público de sus asientos para reconocer el trabajo de la compañía, sino que, al abrir ésta un espacio de opinión al público para que aportara un final al desenlace abierto que el autor (a propósito) deja en la obra, los ánimos se encendieron, lo que demostró la escalofriante vigencia de la obra y los momentos de crispación política que vive el país.

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A diferencia de ese final, lo que sí es distinto es que los ciudadanos cuentan con otro tipo de conciencia (en algunos casos), herramientas tecnológicas y de comunicación que han fracturado el tradicional monopolio comunicativo, así como su dinámica social, las cual no podría haberse previsto en la fecha de origen de la creación de Santander.

Justo durante este 2018, es el público quien tiene una cita para decidir su destino más allá de la ficción. ¿Seguirá en adelante vigente El Extensionista? Por lo pronto, ahora quien tiene que actuar es el público, en su papel de ciudadano para escribir esa parte de la historia.

Daniel Lares Muñoz (TW: @dan_lares). Fotografía: Yadira A.V.

                                                       TV&SHOW / Rondero’s Medios

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