A 50 años del asesinato de Pier Paolo Pasolini, poeta, escritor y director

ROMA.– Han pasado 50 años desde aquel 2 de noviembre de 1975, desde que PIER PAOLO PASOLINI, poeta, escritor, autor, director, fue asesinado en la base de hidroaviones de Ostia, en la costa romana.

Medio siglo sin uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, sobre cuya muerte -que tuvo lugar a los 50 años- todavía hay muchos elementos de misterio. Muchas y variadas iniciativas conmemorativas están previstas en toda Italia, desde la propia Ostia hasta Casarsa della Delizia, en la provincia de Pordenone, donde descansa Pasolini.

Nacido en Bolonia el 5 de marzo de 1922, vivió en los años 40 en Casarsa en Friuli con su amada madre y su hermano (que murió partisano) y partió en 1950 hacia Roma para escapar del escándalo causado por la denuncia pública de la «corrupción de menores» vinculada a su homosexualidad y su profesión de maestro, que también le costó la expulsión del PCI.

En la capital, cada vez más, a medida que pasan los años, su relato biográfico se identifica con el a menudo agitado del escritor, artista, erudito e intelectual comprometido a testificar y defender, incluso en los tribunales, su diversidad radical, hasta su muerte en la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975 en la base de hidroaviones de Ostia, asesinado por uno o más de sus «muchachos de la vida».

 Hombre aparentemente cerrado, friulano, atrapado en su pensamiento, poeta y escritor encerrado en su estudio, autor de muchas colecciones de versos (más tarde reunidas bajo el título »Bestemmie»), novelas como »Ragazzi di vita» e »Il sogno di una cosa», tesis teatrales, desde »Porcile» hasta »Affabulazione», también se convirtió en director de películas exitosas, desde »Accattone» hasta »Mamma Roma», de »Uccellacci e uccellini» a »Medea», de El Evangelio según Mateo» a »Salo’ y los 120 días de Sodoma» que lo convirtieron en una figura pública en las revistas, que también explotaron el escándalo de sus diversos juicios por »obscenidad» o »apología del crimen» y su sentimiento »inorgánico» y »no homogéneo» al mundo en el que operaba con su »retórica de provocación».

Una lúcida herramienta estilística desmitificadora para el análisis de las ideologías y comportamientos de la cultura y la violencia de la sociedad neocapitalista.

CON INFORMACIÓN DE ANSA

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