A 54 años de su fatídico deceso, la influencia de Jim Morrison es latente en la música

ROMA.– Un día como hoy pero de 1971, fallecía JIM MORRISON, el carismático cantante, compositor y poeta, además de líder de la banda de rock estadounidense The Doors. Nació el 8 de diciembre de 1943 en Florida y falleció hace 54 años en París. 

MORRISON es recordado por su voz profunda, letras poéticas y su intensa presencia escénica, que lo convirtieron en un ícono del rock. 

En los primeros años de su carrera, los periódicos estadounidenses lo llamaron «un Edgar Allan Poe que regresó del más allá para reencarnarse en un hippie». Jim Morrison no es sin duda el único maldito en la historia del rock, pero sí el que más legado ha dejado. De hecho, su idea de concierto ha borrado todos los límites de la normalidad: con él entra en escena una historia con muchas almas, siempre dispuesta a romper las barreras que separan el cuerpo de la mente.

Su físico (alguien hablaba de él como el último símbolo sexual desde que Marlon Brando engordara), la descarada exposición de su sexualidad transformaron el evento en vivo en un ritual dionisíaco que luego fue retomado y exaltado por otros músicos famosos, pero sobre todo por Iggy Pop, el verdadero héroe del rock sucio y malvado que inspiró a todos los protagonistas de la era punk.

Pero MORRISON es también el artista que ha intentado por todos los medios situar la música y la poesía en el mismo plano de fruición, atreviéndose a combinaciones audaces que no serán difíciles de encontrar más tarde en el genio visionario de Patti Smith y en las frecuentes referencias de esta última a las obras de Genet y Rimbaud.

La línea trazada por MORRISON no se detiene en los años setenta: basta con asistir a las actuaciones en directo de Pearl Jam o recordar el trance sufrido y apasionado de los conciertos de Jeff Buckley para redescubrir la misma intensidad, la misma sensación de acontecimiento único e irrepetible que acompañaba a las salidas públicas de los Doors. El Rey Lagarto citó los clásicos de la tragedia griega, pero sobre todo quiso dar voz a las visiones de Aldous Huxley, buscando también el mundo desconocido que vive más allá de las puertas de la percepción: una investigación que nunca se ha detenido, que siempre ha encontrado sus principales referencias en el aditivo químico y en la cultura visionaria.

El testimonio directo de la relevancia de esas sugerencias se puede ver en las actuaciones en directo de los Chemical Brothers, profetas de una nueva cultura sensorial que bebe en gran medida de los relámpagos psicodélicos del pasado, superponiéndolos a los ritmos robóticos del techno en una explosión de sonidos, visiones y colores destinados a dejar una huella profunda.

CON INFORMACIÓN DE ANSA

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