Cine

«El talento está en saber elegir»: Robert De Niro, hoy de fiesta por su cumpleaños 80

NUEVA YORK.- «El talento está en saber elegir «, la reflexión es de ROBERT DE NIRO acerca de su carrera, que suena como la marca registrada de uno de los mejores actores de todos los tiempos, quien celebra este día su onomástico 80.

Aunque haya viajado por todo el mundo, aunque haya elegido Italia como su segunda patria (se le acaba de ver en Nápoles en compañía de Paolo Sorrentino), Nueva York es su verdadera casa y se puede decir que su imaginación se superpone ahora absolutamente a la de la Gran Manzana.

En Little Italy se convirtió en protagonista con Mean Streets (1973), en esas calles construyó su fama con Taxi Driver (1976) y luego volvió mil veces como en Érase una vez en América(1984).

En el barrio de Tribeca (el de las Torres Gemelas) ha echado raíces, impulsando el naciente Festival de Cine en 2003 y desarrollando una empresa inmobiliaria que hoy le permite hacer cine como afición personal. 

Tímido, pálido, inseguro, se abrió camino gracias a un talento instintivo, una sonrisa contagiosa pero siempre melancólica, una versatilidad cultivada en los papeles cómicos en la madurez, pero incomparable en los dramáticos, sobre todo cuando se vincula a personajes curtidos de la vida y la lucha contra el crimen. Un poco por la indisoluble sociedad con su amigo Martin Scorsese (hasta la fecha nueve películas con el), un poco por su experiencia directa entre el Bronx y Little Italy.

Robert Anthony Jr. nació en Greenwich Village el 17 de agosto de 1943, hijo de Robert Senior de Abruzzo, de sangre irlandesa y Virginia Almirante de origen holandés. Los dos se conocieron en la Academia de Bellas Artes (ella tendrá cierta fama como poeta y pintora), pero se separaron ya en 1945 cuando el padre declaró su homosexualidad. 

El pequeño Robert se irá a vivir con su madre a Little Italy aunque mantendrá relaciones afectivas con su padre durante toda su vida. Crece como un niño de la calle con amistades opuestas por sus padres, no es un estudiante modelo, pronto descubre la pasión por la actuación, debutando a los 10 años en el Mago de Oz en una obra de teatro escolar. Antes de salir de la escuela secundaria, ya ha elegido su propio camino, asiste a los cursos de Stella Adler, dedicado al método Stanislavski y luego al famoso Actors Studio de Lee Strasberg. En los años 60 en Nueva York no hay muchas oportunidades para los que sueñan con el cine.

De Niro consiguió algunas apariciones en dos películas de Marcel Carné (Tres dormitorios en Manhattan y Los jóvenes lobos) a mediados de la década, pero en 1963 un joven cineasta lo involucró en una verdadera película independiente: La novia, del debutante Brian De Palma quien, por problemas de censura, recién se estrenaría en 1969. Sin embargo, las críticas fueron más que favorables en su momento y llamaron la atención sobre Billy Milk, como le llamaban por la palidez de su tez.  

Trabaja dos veces más con De Palma (¡Ciao América! y ¡Hola mamá!), así como El clan Barker, de Roger Colman y luego con Beat the Tamborilear (1973) de John D.
Hancock. En cambio, no logra conseguir el papel de Sonny Corleone en El padrino, pero Coppola lo recordará convocándolo para el papel del joven Vito en la secuela de la exitosa saga. Para la ocasión aprenderá siciliano, incluidos los matices dialectales, y ganará su primer Oscar como coprotagonista en el ’75.

Mientras tanto, en el mismo 1973, la suerte (y la amistad con De Palma) le valieron el encuentro que cambió su vida: el debutante Martin Scorsese, italoamericano como él, le confió el papel principal en Mean Street (junto a Harvey Keitel) y da espacio a la impronta autobiográfica que De Niro aporta al personaje. Dos años más tarde los dos, como pareja, repiten éxito con Taxi Driver que gana la Palma de Oro en Cannes.

Al igual que 1973, 1975 también fue un punto de inflexión para el actor: alternó el set con Scorsese y el de Bernardo Bertolucci, quien lo llamó para su epopeya Novecento  en el papel del burgués Alfredo Berlenghieri. A partir de esa experiencia se consolidó el vínculo de De Niro con Italia, más tarde consagrado por la doble ciudadanía y por las visitas al pueblo de sus abuelos, Ferrazzano en Molise. “Italia -dijo- sigue siendo el país más hermoso del mundo, y el que históricamente ha dado más que ningún otro en términos culturales y artísticos. Hoy me parece que está viviendo un momento muy caótico, pero tengo la impresión de que esto es una constante en su historia y que tal vez su belleza nazca de este caos».

Recorriendo su filmografía entre fracasos que la han convertido en mítica como New York New York, éxitos en los Oscar (Raging Bull), triunfos de todos los tiempos (El cazador) y diversión taquillera (la trilogía Conoce a los padres) es casi un ejercicio estéril ya que entre sus más de 100 interpretaciones cada quien encuentra su favorita. 

DE NIRO ha dirigido dos películas (la aclamada Bronx en 1993 y El buen pastor en 2006), siempre ha sido partidario de los demócratas y férreo opositor de Donald Trump, tiene una vida amorosa turbulenta con siete hijos de cuatro mujeres distintas, convirtiéndose de nuevo en padre de Gia el pasado mes de mayo.

En Italia su voz, capaz de mil matices, estuvo ligada durante toda su vida a la de Ferruccio Amendola que sin embargo, en muchas ocasiones, dejó paso a Stefano De Sando como en su última obra maestra, El irlandés

Martin Scorsese dice de él: «No conozco a nadie capaz de sorprenderme en la pantalla como De Niro por su fuerza y ​​capacidad de implicación».

CON INFORMACIÓN DE ANSA

TV&SHOW/ Rondero’s Medios

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