Cine

Tim Burton, el niño eterno

NUEVA YORK.-  El cineasta estadounidense Tim Burton, que cumplirá 60 años el 25 de agosto, probablemente sea el último en enterarse que está a punto de ingresar en la tercera parte de su vida, la madurez. Timothy Walter Burton, tal su verdadero nombre, es un niño eterno, desde siempre comprometido en una extensa y festiva batalla contra sus fantasmas.

Helena-Bonham-Carter-tim2--a.jpg

Se estima que celebrará su cumpleaños en Londres, en la casa donde vive desde hace años, tras su distanciamiento de su compañera sentimental, la actriz inglesa Helena Bonham Carter, con quien tuvo dos hijos, Billy Ray y Nell. La personalidad de quien ya es considerado uno de los más importantes cineastas de su generación, el más joven en obtener un León de Oro a la Carrera en el Festival de Venecia -en 2007-, sigue siendo un misterio. Burton es un espíritu inquieto que desde siempre se ha dedicado a la celebración de las personas diferentes y desplazadas, como puede verse en sus obras, como «Bettlejuice» (1988), «Batman» (1989) y «El joven manos de tijera» (1990), entre otras.

  También es un devoto del Hollywood menor, el que llevó al éxito los horrores de la productora inglesa Hammer y condenó al olvido a genios como el actor Bela Lugosi o el director Ed Wood.

    Incluso admirador de Disney, donde se desempeñó como diseñador en sus inicios. De hecho, Burton es todo eso junto, una especie de alma en pena que solo en el cine logra recrear el ámbito ideal para proyectarse. El también productor nació en 1958 en Burbank, un suburbio de California donde están los depósitos y escenarios de las grandes producciones de Hollywood. Al cumplir 12 años decidió ir a vivir con su abuela y a los 16 ya ganaba un salario como dibujante de Disney mientras estudiaba diseño gracias a una beca.

    Su talento fuera de lo común hizo que en 1979 ya integrara la nómina de la empresa y fuera el animador de «Red & Toby», inspirado en la novela «The fox and the hound» (El zorro y el sabueso), de Daniel P. Mannix.

  Sin embargo, Burton detestaba dibujar «todos aquellos animalitos parpadeantes, era una tortura». Por eso decidió dedicarse a la creación de un imaginario propio, incluso usando la técnica de «stop motion», con la que resucitó las atmósferas del cine gótico y de los filmes «noir».

vincent.jpg

El resultado de ese trabajo fue el cortometraje «Vincent» (1982), que llamó la atención de la crítica pero obtuvo reacciones muy negativas en Disney por las atmósferas sombrías y el estilo no muy adecuado para los pequeños espectadores. El protagonista era un alter ego del artista, un niño que fantasea sobre las aventuras de horror y sobre su mito, el actor Vincent Price, quien prestó su voz en off. «Vincent» fue su pasaporte para debutar en la televisión con una versión de «Hansel y Gretel», de los hermanos Grimm, en clave de manga. Y dos años más tarde, Disney financió su segundo corto, «Frankenweenie», que más tarde Burton transformará en largoetraje. Una vez más, la censura de la productora en la etapa de postproducción impide que el cineasta tenga éxito, pero el deslumbrante blanco y negro de la película sedujo al actor y productor Paul Reubens, quien en 1985 lo apoyó en la adaptación cinematográfica de su mayor éxito, «Pee-wee’s Big Adventure». La financiación estuvo a cargo de la Warner Bros que, junto a Columbia y Disney, se transformará en la casa matriz para las aventuras del realizador.

the-feast-beetlejuice-bar-promote.jpg

El gran éxito -y el bajo costo- de la película fueron una garantía para los productores quienes costearon su próxima película, «Beetlejuice», en la que apareció por primera vez uno de los actores preferidos de Burton, Michael Keaton. Desde su debut, el cineasta se rodea de una familia fiel de colaboradores: el músico Danny Elfman, el escenógrafo Anton Furst y los actores a los que hizo célebres, en primer lugar Johnny Depp, a partir de «El joven manos de tijera». Mientras tanto, Warner lo convenció de llevar a la pantalla grande la historia «Batman», filme para el que Burton impuso a Keaton como protagonista, junto a Jack Nicholson. Coronó así un sueño, el de unir el dibujo con el cine, pero que le provocó una gran crisis depresiva por un filme del que no estuvo completamente convencido.

  A tal punto que, cuando fue convocado para una secuela, «Batman Returns» (1992), aceptó con la garantía de tener una total libertad expresiva, aunque no alcanzó el resultado de la película anterior. Con los sucesivos «Mightmare before Christmas» -que escribió y produjo pero no dirigió porque estaba ocupado con Batman- y «Ed Wood», el realizador ofreció probablemente lo mejor de sí, llevando a la luz una parte de su inspiración más original y gótica, retomada luego en «La leyenda del jinete sin cabeza» (1999), tras el controvertido paréntesis cómico de «Mars Attacks» (1996).

   Desde ese momento -salvo el muy personal «El gran pez» (2003)- parece un alma errante entre los mitos de Hollywood.

51hoE4Tx5nL._SX354_BO1,204,203,200_.jpg

  Aceptó hacer una versión de «El planeta de los simios» (2001); se sumergió en la literatura infantil de Roald Dahl con «Charlie y la fábrica de chocolates» (2005); retomó su pasión por la animación en «El cadáver de la novia», del mismo año; probó con el musical en «Sweeney Todd» (2007) y plasmó su fantasía gótica en «Alicia en el país de las maravillas» (2010).

   Ahora proyecta una «remake» de «Dumbo», esperado para 2019 y está siempre en la búsqueda de inspiración.

   ¿Serán los 60 años una nueva barrera a saltar hacia lo desconocido?.

0 comments on “Tim Burton, el niño eterno

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: