LONDRES. – Es un sábado de cumpleaños real: LA REINA ISABEL cumple 92 años, 66 de ellos con la corona, y resguarda la sucesión de Carlos, el eterno heredero al trono.
Una herencia que parece hoy más cercana que nunca, luego de la decisión tomada hoy, a puertas cerradas, de los 53 representantes de la Commonwealth, de señalar desde ahora al príncipe de Galles como futuro jefe de la organización nacida de las cenizas del imperio británico. Empero, el cargo será ocupado cuando la monarca fallezca.

Carlos, de 69 años, no solo permanece primero en el orden de sucesión para el cetro en nombre de un derecho inalienable, excepto algún desastre o renuncia suya. Se asegura también la conducción próxima de la Commonwealth, un rol simbólico, pero todavía importante para Gran Bretaña, cuya transmisión no es hereditaria. El partido se jugó en cierta medida con cartas descubiertas.
Fue la misma Isabel II, antes de festejar su cumpleaños, en la cumbre del jueves con los representantes de la Commonwealth, quien puso las cosas en claro en el discurso inaugural.
La reina expresó su «deseo sincero» de ceder las riendas al «príncipe Carlos» para «continuar con la labor» de tejidos entre los países de la Commonwealth como figura de representación de un consenso de naciones que hoy -India incluida- suma 2.4oo millones de personas.
Un «deseo» compartido y promovido sin ahorrar energía por el gobierno conservador británico de Theresa May, en esta reunión bianual no de casualidad celebrada en Londres, por razones de estabilidad y de lustre nacional.
Casi como un (parcial) contrapeso al Brexit. Y sobre lo cual al final se encontró el consenso de la mayoría también gracias al apoyo activo del premier canadiense, Justin Trudeau, contra la opción alternativa -acariciada por algunos países africanos y caribeños- de elegir en el futuro a un presidente rotativo.
Queda por saber cuándo se producirá en concreto. Señales de una eventual abdicación, hoy solo hipotética, nunca fueron dadas por la monarca.
Aunque el presidente de Ghana, Nana Akufo-Addo, en uno de los brindis de rigor, mencionó -con «disgusto», pero no se sabe con cuanto tacto diplomático- la sensación de una voluntad de Isabel de «dejar gradualmente sus deberes de jefa de la Commonwealth».
Carlos, de cualquier modo, no necesita prepararse demasiado.
Su camino, muy largo, está marcado desde hace tiempo. Y tanto sus virtudes como sus defectos son conocidos, más allá de las memorias más espinosas e incómodas ligadas al matrimonio fracasado con la desafortunada lady Diana.
Incluidas las «gaffes», como en el caso de la cometida en estos días cuando, al encontrarse con la escritora de origen indio-caribeña Anita Sethi, oriunda de Manchester, él le dijo que «no parece» en alusión al color de su piel.
Un comentario al estilo de su padre Felipe que no resultó para nada agradable. Tanto que Sethi expresó al diario The Guardian el deseo de «un salto» en la sucesión en favor de la generación de William y di Harry, que en un mes se casará con Meghan Markle, cuya madre es afro-estadounidense.

CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW / RONDERO’S MEDIOS
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