En un mundo en cambio constante, alcanzar la felicidad duradera no solo es un buen propósito sino que está en nosotros, algo de lo que conocen a profundidad dos grandes amigos: Su Santidad el DALAI LAMA y el Arzobispo DESMOND TUTU, y que lo exponen en EL LIBRO DE LA ALEGRÍA (Editorial Grijalbo, 393 páginas), cuyo autor es Douglas Abrams.
«La fuente última de la felicidad reside en nosotros», afirma categórico el Dalai Lama mientras su querido amigo Desmond Tutu asegura: «Nuestra bondad crece cuando se le pone a prueba».
Para celebrar el cumpleaños del Dalai Lama, los amigos se reunieron en Dharamsala, India, durante una semana para «disfrutar de nuestra amistad y, al mismo tiempo, crear algo que esperamos sea un regalo de cumpleaños para quien lo lea. Seguramente no hay momento más feliz que el nacimiento y, sin embargo, pasamos buen arte de nuestra vida sumidos en la tristeza, el estrés y el sufrimiento. Esperamos que este breve libro sea una invitación a una alegría y felicidad aún mayores», declara Douglas Abrams.
FRAGMENTO:
El Dalai Lama cogió la mano del arzobispo, como si intentara consolarlo mientras recordaba aquellos acontecimiento tan doloroso de su vida. Cuando descubrieron que el Dalai Lama era la reencarnación de su predecesor, lo arrancaron, con apenas dos años, de su entrono rural en la provincia de Amdo, en la zona del Tibet, y se lo llevaron a Lhasa, la capital, al palacio de Potala, con sus mil estancias. Allí fue criado en el más absoluto aislamiento y educado para ser el futuro líder espiritual y político del Tíbet y la reencarnación divina del bodhisattva de la compasión.
Tras la invasión china del país en 1950, el Dalai Lama se vio empujado a la política. Con quince años gobernaba a seis millones de personas y se enfrentaba a una guerra sin cuartel e injustamente desigual. Pasó nueve años intentando negociar con la China comunista por el bien de su pueblo y buscando soluciones políticas mientras el país era anexionado. En 1959, durante un levantamiento que amenazaba con acabar en masacre, el Dalai Lama decidió, con todo el dolor de su corazón, partir hacia el exilio.
FRASES:
«Personalmente, prefiero las últimas cinco décadas de mi vida en mi condición de refugiado. Me han sido más útiles y me han proporcionando mayores oportunidades para aprender, para experimentar la vida. Por tanto, si miras las cosas desde solo un ángulo, te sientes tan triste, tan triste… Pero si contemplas la misma tragedia, el mismo suceso, desde otra perspectiva, te das cuentas de las nuevas oportunidades que trae consigo. Eso es maravilloso, y es también la principal razón de que no esté triste ni taciturno. Hay un dicho tibetano que dice: «Allí donde tengas amigos, ese es tu país, y allí donde recibas amor, ese es tu hogar»: DALAI LAMA.
«Si tuviera que añadir algo, les diría a mis hermanas y hermanos que la angustia y la tristeza son emociones que no podemos controlar. Simplemente existen. Imagina que alguien te agrede. El dolor te provoca angustia e ira, te seguro que querrás vengarte. Pero a medida que creces en el terreno espiritual, ya seas budista, cristiano o de cualquier otra religión, aprendes a captar todo lo que te pasa. Lo aceptas, pero no como una consecuencia de tus pecados, como si tú fueras el culpable de lo que ha pasado. Sencillamente es parte de la urdimbre de la trama de la vida. Te ocurrirá, lo quieras o no. La vida esta repleta de frustraciones. La pregunta no es: ¿Qué hacer para evitarlas?; es: «¿Cómo puedo usarlas de manera positiva?: DESMOND TUTU.
CON LETRA GRANDE
TV&SHOW / Rondero’s Medios
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