Toda una época de la comedia se extingue con el fallecimiento este día de JERRY LEWIS, a los 91 años, , cuya extensa carrera cinematográfica puede leerse como una extensión del doble personaje que interpretaba en El profesor chiflado, del talento y la ambición artística a la bravuconada y el sentimentalismo.
Siempre la pregunta fue: ¿cuál es el verdadero Jerry Lewis? ¿El fantástico comediante consagrado por sus fervorosos admiradores como el más genuino heredero de la estirpe de Buster Keaton y Charles Chaplin o el bufo grotesco que para sus detractores disimulaba el bajo vuelo de su comicidad con un festival de torpes morisquetas? ¿El audaz de director dispuesto a construir desde el absurdo un mundo surrealista de contornos únicos o el astuto actor que escondía sus limitaciones detrás de un hábil barniza de gestos demagógicos y pura concesión sentimental? ¿El generoso artista entregado a maratónicas sesiones de desprendido apoyo a causas humanitarias o el hombre que detrás de las cámaras nunca escondió la soledad, el egoísmo y el mal humor?

Lewis murió esta mañana a los 91 años, en su hogar de Las Vegas, según confirmó su familia y reprodujo la publicación especializada The Washington Reporter, experimentó durante toda su extensa vida esa tensión entre opuestos tan bien retratada en una de sus obras mas extraordinarias, El profesor chiflado.
UNA ANÉCDOTA:
En el fondo y en esencia, por encima de cualquier caracterización, JERRY LEWIS fue ante todo el más grande de todos los payasos. En 1979, invitado por un grupo de clowns y maquilladores, actuó durante dos horas de incógnito en un circo de San Francisco. Al revelar el episodio, dijo: «Nadie me reconoció. Sentirme uno más fue el mejor de los premios».

CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW / Rondero’s medios


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