Una novela ágil y repleta de suspense ha sido escrita por la pampilonense de 26 años Tadea Lizarbe, finalista del premio Planeta 2014, Comiendo a solas (Ediciones B, 454 páginas), mezcla de dos tramas y un tono moderno e intimista con otro repleto de intriga y romanticismo.
La madre de Eloísa muere inesperadamente, y en su breve agonía señala a su otro hijo con un dedo acusador. Días antes de fallecer, le pidió a Eloísa que leyera un antiguo manuscrito del que no se separaba: el diario de Alona, una mujer fuerte y decidida que se había visto arrastrada por el misterio de un amor imposible. Sin buscarlo, Eloísa encontrará en Alona un referente que le ayudará a superar sus miedos, pero también a preguntarse qué conexión existe entre dicho manuscrito y la extraña muerte de su propia madre.
…”La palabra ‘sola’ retumba en mi cráneo, fisura los huesos y se filtra inundándolo todo…: “sola”. Siento ganas de llorar; en vez de ello, me mantengo firme en el estúpido intento de analizarlo todo para no dejarme arrastrar por…no sé…Pensamiento intruso.
“Prefiero jugar con la palabra “soledad”. Puedo observar dos términos incluidos en ella: “soy” y “edad”. El “sol” es algo que suele producir alegría, que nos calienta y da calidez, lo mismo que una buena compañía. ¿Cómo puedo ser tan irónico? Sin embargo, la edad es algo que nos asusta, da vértigo, nos gustaría estar acompañados de alguien que venciera a la vejez en un duelo a espadas. Que nos quisiera cada día que pasa más y más y dejara de lado las cremas hidratantes, el botox y la cirugía. Pero ¿por qué buscamos una persona que lo haga? ¡No podemos vencerla nosotros mismos? ¿A solas?…

Por Roberto Rondero / Rondero’s Medios


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