¡Habemus Papam! Es el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, de 69 años

CIUDAD DEL VATICANO.- «¡Habemus Papam!» El cardenal estadounidense ROBERT FRANCIS PREVOST, de 69 años, ha sido el elegido del cónclave vaticano, cercano al recientemente fallecido Jorge Bergoglio, y una curiosa figura del denominado «yanqui latinoamericano».

Desde 2023 es Prefecto del Dicasterio para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. En el mismo año recibió la púrpura.

Nacido en Chicago en el seno de una familia de origen francés, agustiniano, se licenció en Derecho Canónico. De 1985 a 1999 fue misionero en Perú. De vuelta a Chicago, en 2001 se convirtió en prior de la Orden de San Agustín, cargo que ocupó hasta 2013. En ese año regresó al Perú, como obispo de Ciclayo. Bergoglio lo convocó a Roma en 2023. El obispo estadounidense, que habla con fluidez español, portugués, italiano y francés, ha mostrado una atención especial a los marginados y a los migrantes en Perú, algo muy apreciado por Francisco.

Como prefecto de los obispos, nombró a centenares de prelados, forjando una generación de religiosos «bergoglianos», abiertos y progresistas. PREVOST se ha ganado la reputación de ser un cardenal tímido y equilibrado.

En 2023, junto con el secretario de Estado Parolin, gestionó el grano del Camino Sinodal Alemán: un debate interno en las diócesis alemanas que se estaba volviendo demasiado innovador y corría el riesgo de provocar un cisma. PREVOST devolvió el camino a la ortodoxia, pero sin traumas. Los votos de los cardenales latinoamericanos, que no tienen candidatos fuertes, y de los estadounidenses, demasiado divididos entre progresistas y conservadores, podrían converger en su nombre.

Sin embargo, el prelado estadounidense está lastrado por un par de acusaciones de haber encubierto abusos sexuales a sacerdotes, en Chicago y Perú. El año pasado, PREVOST y su sucesor en la capital de Illinois, Blaise Cupich (también progresista y elegible para el papado) fueron denunciados por no tomar medidas entre los años ochenta y noventa contra dos agustinos, posteriormente condenados por abusos.

En Perú, el prefecto de obispos fue acusado por tres hermanas de encubrir su denuncia de abuso sexual por parte de dos sacerdotes. La diócesis de Ciclayo explicó que el entonces obispo les había aconsejado presentar una denuncia ante las autoridades civiles, y que el proceso canónico se había interrumpido cuando el Poder Judicial había sobreseído el proceso por prescripción.

CON INFORMACIÓN DE ANSA

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