En medio de rumores sobre un destino incierto para la banda luego de la decisión adoptada meses atrás de no realizar más presentaciones en vivo, el legendario grupo británico THE BEATLES, sorprendió al mundo, el 1 de junio de 1967, con el lanzamiento de Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band, su revolucionario octavo disco de estudio, que contenía innovaciones musicales, tecnológicas y artísticas que marcaron a fuego la cultura pop del Siglo XX.
Además de llevar al extremo las exploraciones sonoras iniciadas en Rubber Soul y Revolver, sus dos placas anteriores, el nuevo disco del cuarteto de Liverpool dio inicio a lo que se conoció como “art rock”, una comunión entre la música y otras ramas del arte, a partir de una presentación en
donde el hilo conductor de sus canciones y la tapa conformaban un único concepto.
Considerada una de las obras clave de la psicodelia, este trabajo también se constituyó en la perfecta banda sonora del incipiente movimiento hippie, que se concentraba especialmente en la ciudad estadounidense de San Francisco, gracias al clima que logra transmitir a través de sus canciones.
A pesar de tratarse de un disco en donde se radicalizaba el espíritu experimentador de Los Beatles, tal el caso de canciones como A day in the life, Being for Mr. Kite o Lucy in the sky with diamonds; Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band también contaba con temas que podían agradar a un amplio público, como ocurría con el aire de vodevil de When I’m 64. en un guiño que lograba acercar a personas mayores a la música pop.
Grabado en los míticos estudios Abbey Road, a lo largo de cinco meses, la realización de este disco puso a prueba la inventiva del productor George Martin, quien debió apelar a diferentes trucos surgidos de su ingenio para satisfacer los insólitos pedidos de John Lennon y Paul McCartney, para lograr los sonidos buscados.
En un principio, el cuarteto integrado por Lennon, McCartney, George Harrison y Ringo Starr iba a grabar una placa basada en la infancia de ellos en Liverpool, pero las demoras en el estudio obligó a “sacrificar” material cuando hubo que lanzar las canciones Penny Lane y Strawberry Fields Forever como simple por presiones de la discográfica Emi.
La idea conceptual del álbum surgió mientras se ensayaba el tema que le da nombre al disco, cuando a McCartney se le ocurrió que toda la obra fuera presentada como si hubiera sido grabada por la banda del Sargento Pepper a la que aludía la letra.
Años después de su lanzamiento, el propio McCartney reconoció que la idea de hacer un álbum conceptual rondaba en su cabeza desde que había escuchado el disco Pet Sounds, de The Beach Boys, para muchos, el primero de este tipo.
Aunque en Sargent Pepper...” el hilo conductor se pierde un poco a lo largo de la placa, el concepto se mantiene gracias al sonido del disco y a la inclusión de un “reprise” de la canción principal sobre el final, a modo de despedida.
Si bien el beatle más entusiasmado con el proyecto era McCartney, quien prácticamente se puso al frente de la banda en el estudio de grabación, fueron las cuatro composiciones aportadas por Lennon las que le darían su personalidad al disco.
La surrealista letra de Lucy in the sky with diamonds, la polémica canción inspirada en un dibujo realizado por su hijo Julian, cuyas iniciales aludían al LSD, la droga de moda del momento; el circo psicodélico sonoro de Being for the benefit of Mr. Kite; la inclusión de sonidos de animales en Good morning, good morning; y, especialmente, el collage de A day in the life, el tema más celebrado del disco, son la prueba irrefutable del papel jugado por Lennon.
Estos temas obligaron a George Martin a apelar a recursos inéditos como tomar una cinta de un organillo de circo, cortarla en pedazos y mezclarlas al azar para lograr la cacofonía sonora que puede oirse en Being for the benefit of Mr. Kite; o la decisión de convocar a una orquesta sinfónica a la que le pidió que cada músico tocara lo que quisiera, dentro de un rango determinado de notas, para lograr “un sonido que surgiera de la nada y llegara hasta el fin de los tiempos”, de acuerdo al vago pedido de Lennon para A day in the life.
Esta grabación se llevó a cabo en una memorable sesión, en la que se celebró una fiesta con la orquesta ataviada con máscaras y narices de payaso, exóticos humos y vestimentas de colores, y la presencia de invitados de todo tipo, entre los que destacaban figuras como Mick Jagger y Brian Jones, de The Rolling Stones, en una imagen que resume el clima de época.
Por su parte, McCartney, además de idear el concepto del disco, intensificó su búsqueda de perfil de “músico serio” con piezas como She’s leaving home, con sus arreglos de cuerdas y su adulta letra. Mientras que Harrison y Starr también tendrían sus momentos con la hindú Within you without you y el clásico With a little help from my friends, respectivamente.
Sin embargo, años más tarde, ambos músicos confesarían que se aburrieron “bastante” durante las sesiones, debido a que era poco lo que tenían para tocar, habida cuenta que el gran trabajo del disco pasaba por la consola de sonido en la etapa de post-producción, una zona monopolizada por Martin, McCartney y Lennon.
El otro aspecto revolucionario del disco estuvo marcado por su presentación, con una legendaria portada en la que sobre una foto realizada por Michael Cooper, con los Beatles personificando a miembros de la banda del Sargento Pepper, como si fueran sus alter-egos, el artista Peter Blake armó un collage con imágenes de diversas figuras, entre las que destacaban políticos, filósofos, deportistas, humoristas y artistas.
Así convivían en la portada el boxeador Sonny Liston, el pensador Karl Marx, el escritor Oscar Wilde, la diva Marlene Dietrich y el músico Bob Dylan, entre otros personajes surgidos de un listado armado por los propios Beatles. Una labor para la cual el departamento de legales de la compañía Emi debió obtener permisos especiales para usar esas imágenes, en algunos casos tras arduas negociaciones.
A pesar de todo, los Beatles aceptaron la recomendación de Emi de prescindir de la imagen de Jesús y de Gandhi, para evitar conflictos con la Iglesia Católica y con la República de la India.
Celebrado hasta el paroxismo por el público y la crítica al momento de su lanzamiento, la placa se convirtió de inmediato en una referencia para toda la música pop, al punto que proliferaron discos inspirados tanto en sus sonidos como en la portada, tal el caso de Their Satanic Majesties Request de The Rolling Stones o la paródica We’re only in it for the money de Frank Zappa and The Mothers of Invention.
Prueba irrefutable del impacto que el disco tuvo resulta el hecho de que se afirma que millones de británicos y estadounidenses son capaces de precisar qué estaban haciendo cuando lo escucharon por primera vez, un fenómeno que generalmente ocurre ante una gran tragedia o un hecho determinante en la historia de la humanidad, como la llegada del hombre a la Luna.
Sin embargo, en su etapa más iconoclasta, el propio Lennon se encargó de derribar el mito cuando al ser consultado sobre el tema sentenció: “Pepper fue una cima, pero a mí me gusta más el Álbum Blanco porque allí está mejor reflejada mi música”.
CON INFORMACIÓN DE ANSA
TV&SHOW / Rondero’s Medios