Imperdonable fue el final de «Lo Imperdonable», la fallida producción de Salvador Mejía que vino a confirmar la severa crisis novelera en la telera nuestra de cada día. Los finales de dominguito, que debieran ser sagrados, se han convertido en un despeñadero para terminar las producciones como Dios les dé a entender.
La edición en la secuencia de la caída de la villana Virginia (Gretell Valdez) desde lo alto de una cascada, fue una vergüenza, sin la más mínima creatividad, tan sólo para salir del paso. Y así, una tras otra, las novelas no se recuerdan, tan sólo que por fortuna ya se terminaron. Y la que sigue: «Pasión y Poder», de José Alberto «Güero» Castro. Fernando Colunga y Jorge Salinas, a ver si estos gallos sí cargan espolones.
Ver para creer. Telévoros: ¡uníos!
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