Con Letra Grande

Calígula

Cayo Julio César Augusto Germánico (Calígula) “era un ser fuera de lo común. Subiría al trono imperial para llevar a cabo grandes empresas y traer la felicidad a todo el mundo”, así lo catalogaron sus allegados cuando esperaban lo mejor de él, pero Calígula era agresivo y con tendencias a la psicopatía. PAUL-JEAN FRANCESCHINI y PIERRE LUNEL (Calígula, 2007, Ediciones B, primera edición, páginas 378).

La historia demuestra que todas las dictaduras, todas las formas autoritarias de gobierno son transitorias. Sólo los sistemas democráticos no son transitorios”. Vladimir Putin

Tiberio, el gobernador y padre de Cayo, dominó al pueblo romano rigurosamente e impuso su ley sin importar quien fuese a morir, sin embargo, todos los villanos o héroes terminan perdiendo su poder ante el tiempo, nada es duradero. A Tiberio lo alcanzó la vejez y cada día sufría un poco más. El viejo emperador no dejaría su gobierno a la deriva, confió su legado a su hijo adoptivo para tomar su trono después de su muerte: “Recomiendo al Senado y al pueblo de Roma que confíen el Imperio a mi hijo Cayo”.

El karma es un juez justo e imparcial y el emperador murió asfixiado, esa noche nadie se dio cuenta o tal vez todos quisieron callar. “El amo del mundo se despedía de Roma”.

La historia se escribe con sangre y tinta”. – Francisco Villa

Cayo Julio César Augusto Germánico era iracundo y un loco sin sentido e incluso sentía que era hijo del dios egipcio Amón, imaginó que dicha deidad fecundó a su madre, por tal motivo estaba destinado a ser alguien grande entre los hombres. Calígula era de mente aguda y otras personas lo consideraban virtuoso y muy generoso. Sin importar lo que dijeran los demás él añoraba algo más grande, ser emperador de Roma y su padre había sido un estorbo, por eso lo ayudó a descansar en paz. Tiberio siempre supo cómo era su hijo adoptivo: era un hombre dominante, colérico, soberbio y manejaba una máscara de sumisión, pero lo recomendó porque era igual a él.

«El poder nunca es estable cuando es ilimitado«. – Cornelio Tácito

Portar el título de gobernador trae muchísimo poder y riqueza, no obstante también tiene la maldición de envenenar la mente. Indudablemente Calígula duró muy poco tiempo en el cargo y su vida se apagó en ese proceso, murió de múltiples apuñaladas y hasta el último minuto creyó que era inmortal. Todo aquello que hacemos en la vida se nos regresa, esa es la broma del destino. 

Cuando sobresales en el poder sólo hay dos desenlaces posibles: eres el héroe o eres el villano.

“El cambio no vendrá si esperamos a otra persona o a otro momento. Somos los que hemos estado esperando. Somos el cambio que buscamos»”. – Barack Obama

Por Saelim Fernando

CON LETRA GRANDE / TV&SHOW

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