Telévoro

Sin rastro de ti… nadie sabe nadie supo

Desde que los finales de telenovela son los Dominguitos Sagrados los desenlaces se hacen al aventón, por terminar como sea, como Dios le de entender a la o al productor, lo que ocurrió a SIN RASTRO DE TI, producción ejecutiva de Silvia Cano, bajo la dirección de escena y cámaras de Walter Dohener y Ana Lorena Pérezrios.

Con eso de que todos los telévoros veríamos la telera prometida con el sobado y anunciado cambio de Televisa en sus contenidos y plataformas, anhelábamos que SIN RASTRO DE TI, de lograda manufactura en su dirección de arte a cargo de Jimena Galece y ambientación de Ximena Landa, Fernando Uribe y Claudia Ramos, tuviera un guión original de Carlos Quintanilla Sakar y (la buena noticia) igual de convincente con la edición literaria de Karen Villalpando, pero ¡Oh sorpresa! Nos topamos con un remedo de thriller, tan mal hecho que nos recordó aquellas películas de nuestro benemérito cine nacional en el que los villanos de cartón hacían sus maldades y al final recibían su justo castigo.

Experimentos con humanos, torturas, muertos que no hacen ruido, niños secuestrados, detectives chafas, un doctor (Miller), entre Jeckyll y Chapatín, personificado por Fernando Cianguerotti (de tan burdo movía a la risa involuntaria), desataron un final digno de la Frambuesa del Año, donde hasta una baleada a quemarropa (Tiare Scanda como la Doctora Arias), suelta alaridos para después verla vivita y coleando en un pésimo trabajo de edición a cargo de Juan José Segundo.

¿Qué se le puede pedir a un elenco mal dirigido pero que tampoco replica ante el sentido común, ante escenas flojas, al ahí se va? Adriana Louvier fue el conejillo de indias de “Sin rastro de ti”, la buena perse, la inmutable, la que perdona a su hermana Camila (Ana Layevska, la mejor librada del elenco) pese a sus traiciones, a quien la maldad le arrebató al amor de su vida, a quien aparecen y desaparecen como por arte de magia, con el fácil recurso de “Un año antes, cinco después y viceversa”.

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…”Ocupé tu lugar tontamente. Soy de lo peor, una estúpida”, le confiesa entre lloriqueos Camila a su santa hermana Julia Borges (Adriana Louvier), quien, inmutable, suelta unas lagrimitas y le perdona al instante todas sus tropelías, hasta haber engatusado a su galán Mauricio Santillana (Danilo Carrera) y tener con él un hijo.

Estereotipos por todos lados, al menos sobresalió la música original de Álvaro Trespalacios, Roberto Sánchez y Óscar Galván, con la autoría y la interpretación del tema “Que lo nuestro se quede nuestro” a cargo de Carlos Rivera.

Hasta un actor de comprobados resultados como Roberto Blandón –quien compartió escena con su hija Regina- luce desconcertado ante un libreto sin ton ni son. Aquí es donde no se entiende cómo el talento actoral de Televisa es exhibido sin más, como los casos de José Elías Moreno (sobreactuado) y Pablo Perroni, quien no actúa ni en defensa propia.

Desenlace al grito de ¡Vivan los buenos!, lo mejor de “Sin rastro de ti” es que ya terminó…y sin dejar huella.

Ver para creer. Telévoros: ¡Uníos!

TV&SHOW / Rondero’s Medios: Por Roberto Rondero

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