Con Letra Grande

MATAR UN RUISEÑOR

Caso extraño en la literatura, sólo una novela legó para la posteridad Harper Lee en su vida, “Matar un Ruiseñor” (Ediciones B, 410 páginas), la que escribió en 1961 y que le valiera el premio Pullitzer, además de llevarla al cine un año después bajo la dirección de Robert Mulligan y la sobresaliente actuación de Gregory Peck, con la obtención de dos Premios Oscar por Mejor Actor y Mejor Guión (Horton Footed).

La autora se inspiró para escribir “Matar un Ruiseñor” en un conflicto racista acontecido en la localidad de Scottboro, que conmocionó a la sociedad estadunidense de la época y que, en un viaje por el túnel del tiempo el tema, lejos de amainar vuelve a la palestra en Estados Unidos, donde los abusos policiacos en contra de ciudadanos negros han despertado numerosas protestas.

                   PREJUICIOS + DESCONFIANZA= VIOLENCIA

Con el relato de Jean Louise Finch acerca de su infancia en Alabama, el relato de Harper Lee transita en Maycomb, un pequeño poblado sureño de Estados Unidos, cuando el padre de Jean, Atticus, abogado litigante de bajo perfil cuya esposa murió dejándolo al cuidado de sus hijos, decide defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca.

El caso, que consternó a la opinión pública no sólo del condado, tenía todos los elementos para un veredicto ipso facto, como ocurrió, provocando que grupos radicales, racistas y violentos exigieran la pena de muerte para el acusado y condenado.

La novela da cuenta de los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, así como un sistema judicial sin garantías mínimas para la población de color.   

-Atticus, ¿tú defiendes…cafres?        – pregunté a mi padre aquella noche.

-Claro que sí. Y no digas cafres, Scout. Es una grosería.

-Es lo que dice todo el mundo en la escuela.

-Pues desde hoy lo dirán todos menos una…

-¿Todos los defienden a los ca…, a los negros, Atticus?

-Naturalmente que sí, Scout.

-Entonces, ¿por qué decía Cecil que tú defiendes a los cafres? Lo decía con el mismo tono que si tuvieras una destilería.

Atticus suspiró: “Lo que ocurre, sencillamente, es que estoy defendiendo a un negro; se llama Tom Robinson. Vive en el pequeño campamento que hay más allá del vertedero de la ciudad. Es miembro de la misma iglesia a la que asiste Calpurnia (la cocinera), y ésta conoce bien a su familia. Asegura que son personas de conducta intachable. Scout, tú aún no eres lo bastante mayor para entender ciertas cosas, pero en la ciudad se ha hablado mucho , y en tono airado, de que yo no debería poner tanto interés en defender a ese hombre. Es un caso peculiar.

-Si no debes defenderlo, ¿por qué lo defiendes?

Por varios motivos –contestó Atticus-,; pero el principal es que si no lo defendiese no podría caminar por la ciudad con la cabeza alta, no podría representar al condado en la asamblea legislativa, ni siquiera podría ordenarles a Jem y a ti que hicieras esto o aquello…

Por Roberto Rondero / Rondero’s Medios

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