Si alguien le puede arrebatar el Oscar por Mejor Director a Alejandro G. Iñárritu ése es George Miller, el cineasta, guionista y productor australiano de 70 años, artífice de la trilogía Mad Max, cuya cuarta entrega de la exitosa franquicia, trasciende la historia con una visión post apocalíptica que no permite el parpadeo ante una acción frenética, hiperrealista y angustiante.

Ni siquiera en el remanso de un desierto alucinante, Miller (obtuvo el Oscar en 2006 por Mejor Película Animada por Happy Feet) descarga su adrenalina de una civilización destruida pero cuyos sobrevivientes, encabezados por Mad Max (Tom Hardy) y Furiosa (con destacada actuación de Charlize Theron que rebasa a su compañero), alimentan la esperanza y liberan a los miles de despojos humanos en La Ciudadela, que son racionados en el agua y en el alimento por el tiránico Inmortan Joe (Hugh Keays-Byrne) y su corte endemoniada.

Lejos de los efectos especiales y de la excelsa edición a cargo de Margaret Sixer, la dirección de Miller es una magistral clase de ángulos, tomas, y cuanto se le pudo ocurrir para hacer válida su sentencia final de El Primer Historiador: “¿Adónde debemos ir los que vagamos por este yermo, para encontrar lo mejor de nosotros?”.
George Miller será el gran dolor de cabeza de G. Iñarritu en la próxima entrega del Oscar.
Por Roberto Rondero / Rondero’s Medios


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