Un ensayo inteligente y ameno es El tiempo de Shakespeare (Editorial DeBolsillo, 238 páginas), escrito por Frank Kermode, reconocido especialista en Shakespeare y su tiempo, un recorrido vital por esta época convulsa dominada por la dinastía Tudor, un periodo atravesado por las luchas dinásticas, conspiraciones nobiliarias y la Reforma luterana.
Este libro sitúa en el justo contexto de su tiempo a un Shakespeare creador de obras maestras como Hamlet o Romeo y Julieta, una ineludible referencia cultural y un genial dramaturgo, admirado por su capacidad para comprender y describir el alma humana, así como por su sobriedad ante los dilemas morales.
…”En las páginas siguientes –aclara Kermode- trataré de tener presente en todo momento que, así como la suya fue solo la mejor de las compañías, Shakespeare fue solo el más grande de los poetas que escribían para los numerosos y variados públicos que eran a todos los efectos sus clientes. En uno de sus aspectos, Shakespeare fue un empresario de mucho éxito, un tipo que abundaba en otras profesiones de la época; pero también fue un poeta que tenía ciertos contactos en la aristocracia y que, siendo sirviente de libre de la Corona –un cortesano menor que al final tuvo su propio escudo de armas-, estaba familiarizado con todo lo que ocurría dentro de las capas sociales por encima y debajo de la suya.
Durante los veintitantos años que duró su carrera, la posición social de los actores mejoró considerablemente; él no fue el único hombre de teatro que recibió un escudo nobiliario, ni el único que ganó muchísimo dinero. Era la primera vez que esto era posible para un actor-dramaturgo.

En 1527, cuando Shakespeare tenía ocho años y vivía en Stratford, entró en vigor un decreto para castigar cumplidamente a los “maleantes, vagabundos y mendigos recalcitrantes”, un grupo que incluía a “todos los acróbatas, domadores de osos, actores vulgares de interludios (…) no pertenecientes a ningún barón de este reino”…
Por Roberto Rondero / Rondero’s Medios


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