Con la mano en la cintura, sin el más mínimo respeto a su público -que aún lo tiene- Luis Miguel lo volvió a hacer en el Auditorio Nacional: 15 minutos y adiós. La nueva cancelación sin dar a conocer de manera fidedigna las razones de abrupta salida del escenario, sólo hacen reforzar los rumores de su estado de salud y sus adicciones. En la burla hacia cientos de personas que hacen de todo para conseguir un boleto y que las cancelaciones los afectan de diversas maneras, la reacción de el Auditorio Nacional en boca de Gerardo Estrada, el coordinador ejecuivo, es patético. Le han permitido a Luis Miguel burlarse de todos, comenzando por ellos mismos. ¿Con devolver el dinero está todo solucionado? El Auditorio Nacional tiene un prestigio que no puede tirar por la borda por nadie y menos por que el que algún día fue el Sol… hasta que se apagó.
Por Roberto Rondero / Rondero’s Medios



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