Es la novela más vendida del año –más de tres millones de ejemplares en 25 países- y no se trata ni de ciencia ficción, acción, erotismo o un candente melodrama; es “una cómica exaltación de la vida pasados los ochenta”, es “La banda de jubilados que cantó dos veces bingo” (Rocaeditorial, 350 páginas), de la escritora sueca Catharina Ingelman-Sundberg, autora de 17 libros de diversos géneros, como el bestseller “La bolsa o la vida” y ganadora del prestigioso premio Widding en 1999.
“Nunca serás demasiado viejo para divertirte” se cumple en La banda de los jubilados que canto dos veces bingo”, en la que una banda de jubilados escapa de su cómoda residencia de ancianos, armada con sus dentaduras postizas y cabalgando sobre sus sillas de ruedas, para intentar burlar el sistema de seguridad de uno de los casinos más importantes de Las Vegas y hacerse con el botín, mismo que se juntará en el “fondo global de bienes robados” que destinarán a la asistencia social, algo así como unos veteranos Robin Hoods.
“TENEMOS QUE SEGUIR ROBANDO”
Märtha, Stina, Anna-Greta, Lumbreras y Rastrillo conforman la peculiar banda de Jubilados, quienes antes de perpetrar un millonario atraco a Casino en la Ciudad del Pecado, se topan con otra banda de asaltantes de diamantes y, por un accidente, se quedan con el millonario botín.
…En la suite reinaba un agradable ambiente. Los cinco estaban enternecedoramente de acuerdo y lo único que tenían que hacer era sacar los diamantes de contrabando. De hecho, Märtha y Lumbreras habían hecho ya algunos preparativos. Los manillares desenroscados delos andadores esperaban el botín robado.
-¿De verdad vamos a esconder los diamantes así? –preguntó Stina al tiempo que metía unas cuantas piedras preciosas. Después movió el andador y las piedras preciosas rebotaron el interior-.¿Oís? Nos descubrirán.
-Bah, sólo hay que rellenarlos. También podemos meterlos en uno de los bastones y rellenar el resto con gravilla. Los empaquetaremos bien apretados para que no suenen. Quizá podríamos meterlos en una bolsa de palos de golf. Seguro que funciona –sentenció Lumbreras.
-Qué buena idea –lo alabó Märtha-. Siempre se te ocurre algo.
-Me preocupan los diamantes –intervino Stina-. Creo que deberíamos abandonar el país mañana.
-Antes tenemos que dar el golpe –protestó Märtha-. No olvidéis la razón de este viaje. No podemos desentendernos de nuestro plan solo porque nos hemos encontrado unas cuantas piedras preciosas. Incluso con ellas, aún faltan muchos millones en el fondo de bienes robados. Recordad que los servicios geriátricos siempre andan escasos de dinero.
-Sí, en la actualidad, la mayoría de los servicios sociales necesita ayuda para funcionar bien –concluyó Anna-Greta.
…”Un libro maravilloso y muy divertido, además de un reclamo para aquellos que realmente se preocupan por las personas de la tercera edad”, ha reseñado “Smalandsposten”; “Aquí los robos están a la orden del día, pero de manera pacífica e inteligente. Cuando sea abuela me apuntaré como miembro de la Banda de Jubilados, robaré casinos al estilo de “La gran estafa” y le todo el botín a los más necesitados”: “Svensak”; “Catharina Ingelman-Sundberg nos ofrece una divertidísima historia de abuelos que beben y roban. Y ni uno de ellos por debajo de los 77 años. Una comedia criminal de lo más entretenido que se ha publicado en muchos años”, ha reseñado “Borlänge Tidning”.
“La banda de los jubilados” es una novela irreverente, llena de acción achacosa y senil ambición, en la que el dinero nunca muere…
Por Roberto Rondero / Rondero’s Medios


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